El tebeo de "Aleluya" y otras cuestiones
De entre los recuerdos alegres de mi infancia, allá por el año 1947, que aparecen con nitidez en mi memoria, está el hecho de que mis padres nos suscribieran al Tebeo de “Aleluya”; una Hoja, de contenido religioso, que editaba y edita el Arzobispado de Valencia y se distribuía en las parroquias. La nuestra era la de San Andrés, levantada después de la guerra civil, y construida, en un tiempo en que no había una peseta, como grandiosa fábrica, con cúpula y lucernario. Y vale la pena dar el dato por contraposición a las parroquias creadas hoy, que el dinero abunda, y lejos de parecer una iglesia, parecen garajes o locales comerciales: planta baja sin altura y muchas veces desangelada en su decoración o lamentando que no lo sea, porque con “azúcar” es peor.
El caso es que “Aleluya” traía incorporado un tebeo de dos hojas apaisadas en las que los dibujos de las viñetas eran solo de dos colores: azul y rojo. Gran dispendio cromático si se piensa que las ilustraciones de muchos de los cuentos que entonces leíamos eran solo en blanco y negro. Ese fue pues mi primer periódico, que recuerdo como si estuviera viendo y que empezaba así:
“Tío Juan nos invita, a dar una vueltecita / más como pronto se cansa , sube al tranvía y aguarda / Los niños no pagarán, dice el señor don Juan / pues bajarán al momento, o yo soy un esperpento / ni pagan ni bajan digo ¿usted que se ha creído? …”
Hoy, y desde hace unos cuantos años, escribo habitualmente en “Aleluya un pequeño artículo de veinticuatro líneas que procuro cuidar con alma, corazón y vida. Alguna vez, sin pasarme, visitarán “El rastro”. Baste lo dicho para presentar el que dada la importancia de los hechos vividos por el mundo estos días transcribiré próximamente.
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